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Los brackets e Invisalign son dos herramientas fantásticas para corregir tus maloclusiones y darle a tu boca el aspecto que siempre has deseado tener. Pero su tiempo de uso, y el momento en el que vemos sus efectos, depende muchísimo de cada caso particular.

Para que te hagas una idea, si lo que tenemos que corregir con Invisalign es un problema muy menor, el tratamiento puede durar solo unos seis meses. Eso sí, aunque tú creas que lo que tenemos que arreglar es algo nimio, puede no serlo a ojos de un profesional. Porque un ligero apiñamiento  puede estar acompañado de una mala mordida o de un arco incorrecto de la mandíbula.

Si la maloclusión es en adultos y es severa, el tratamiento puede llegar a alargarse, casi, casi, hasta los dos años. Pero los tratamientos más comunes se suelen solucionar en un plazo de entre once meses y un año y medio; algo menos. Dicho esto, en función de en qué situación te encuentres, podrás ver los resultados antes o después.

En realidad, si te sacas fotos de tu boca todos los días a la misma hora, y luego te los pones como si fuera un gif animado, verás el movimiento de tus dientes. Sin embargo, al fijarnos solo día a día, parece que no se han movido. Lo más habitual es que a los dos meses, o incluso menos, empieces a ver cambios en tu boca.

Entonces, ¿por qué no siento el efecto de Invisalign?

Lo curioso es que, a día de hoy, ni los brackets ni Invisalign producen esas molestias de la ortodoncia de hace 10 años. Al no sentirse de forma tan evidente los movimientos que hacen en los dientes, da la sensación de que no hacen nada. Tenemos pacientes que nos dicen: “si no duele, es que no funciona”, como si quisieran que les doliera para notar sus efectos. La clave de todo es paciencia, pero puedes hacer el truco que te recomendamos: sácate una foto todos los días de tu boca y luego móntalas todas como si fueran una película. Ahí verás los cambios

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